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martes, 21 de diciembre de 2010

UTILICE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL CON SUS HIJOS


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A pesar de que a los padres puede no gustarles pensar en ello, la verdad es que muchos niños y adolescentes prueban el alcohol mientras están en el colegio o en la universidad, mucho antes de tener una edad en la que sea legal beber alcohol. Las investigaciones han demostrado que cerca del 80% de los niños que van a la escuela secundaria han probado el alcohol.
Aunque experimentar con el alcohol puede ser algo habitual entre los niños, no es conveniente ni legal. Por ello es importante que hable con sus hijos sobre el consumo de alcohol cuando son pequeños y que siga hablando del tema a medida que crecen.

Los efectos del consumo excesivo de alcohol

El alcohol interfiere con las percepciones de una persona de la realidad y con su capacidad de tomar decisiones acertadas. Esto puede ser especialmente peligroso en los niños y los adolescentes que tienen menos experiencia en la resolución de problemas y en la toma de decisiones.
Algunos efectos a corto plazo del consumo de alcohol incluyen:
  • alteraciones de la visión, el oído y la coordinación
  • percepciones y emociones modificadas
  • perturbación del discernimiento, que puede dar lugar a accidentes, a ahogarse y a comportamientos de riesgo, como tener sexo sin protección o consumir drogas
  • mal aliento
  • resacas
Los efectos a largo plazo incluyen:
  • cirrosis y cáncer de hígado
  • pérdida de apetito
  • deficiencia importante de vitaminas
  • problemas de estómago
  • lesiones cardíacas o del sistema nervioso central
  • pérdida de memoria
  • riesgo elevado de impotencia
  • riesgo elevado de sobredosis

Hablar con los niños del alcohol

Antes de que sus hijos tengan la posibilidad de beber el alcohol, usted puede contribuir para que cuando llegue el momento contesten con un “no.”
La infancia es un momento para aprender y descubrir, por lo que es importante animar a los niños a hacer preguntas, incluso aquellas que pueden ser difíciles de responder. Si ahora puede mantener con sus hijos una conversación franca, honesta y apropiada para su edad, estará estableciendo las bases para que más adelante sus hijos se acerquen a usted cuando tengan que enfrentarse a otros temas o problemas.

Niños en edad preescolar

Aunque a la edad de 3 o 4 años los niños no están preparados para entender los problemas relacionados con el alcohol y las drogas, están empezando a desarrollar las habilidades para tomar decisiones y resolver problemas que necesitarán más adelante. Puede ayudarles a desarrollar esas habilidades de maneras simples.
Por ejemplo, permita que sus hijos pequeños elijan su propia ropa y no se preocupe si escogen prendas que no pegan entre sí. Esto les ayudará a saber que usted cree que son capaces de tomar decisiones. Asígneles pequeñas tareas y hágales saber que su contribución es de gran ayuda.
Y sea un buen ejemplo del comportamiento que quiere que sus hijos tengan. Esto es especialmente importante en los años preescolares, cuando los niños tienden a imitar las acciones de los adultos como una forma de aprender. Así que si los padres son activos, se alimentan de manera sana y beben con responsabilidad, están enseñando a sus hijos lecciones importantes desde bien pronto.

Niños de 4 a 7 años

A esta edad los niños aún piensan y aprenden principalmente a partir de la experiencia y no pueden comprender bien lo que sucederá en el futuro. Por ello, es conveniente que cuando hable con ellos sobre el alcohol, lo haga refiriéndose al presente y mencione las cosas que los niños pueden conocer y entender. Por ejemplo, si está viendo la televisión con su hijo, puede aprovechar para hablar de los mensajes que transmiten los anuncios. Hágale preguntas sobre la publicidad que aparezca y anime a sus hijos a hacer preguntas también.
A los niños les interesa saber cómo funcionan sus cuerpos, por eso es una buena idea hablar de mantenerse sano y evitar las sustancias que pueden dañar al cuerpo. Hábleles de cómo el alcohol puede perjudicar la capacidad de una persona para ver, oír y andar sin tropezar, de que altera los sentimientos de las personas y dificulta discernir cosas, como si la profundidad de un lugar para bañarse es excesiva o si un coche se está acercando demasiado. ¡Y provoca mal aliento y dolor de cabeza!

Niños de 8 a 11 años

Los últimos años de la escuela primaria son un momento crucial en el que usted puede influir en las decisiones de su hijo sobre el consumo de alcohol. A esa edad a los niños suele encantarles aprender datos, sobre todo acerca de temas desconocidos, y están ansiosos por entender cómo funcionan las cosas y cuáles son fuentes de información a las que pueden acceder.
Por ello, éste es un buen momento para comentar abiertamente la información relacionada con el consumo de alcohol: sus efectos a corto y largo plazo y las consecuencias de éstos, sus efectos físicos y por qué es especialmente peligroso para los cuerpos que se están desarrollando.
A esta edad los niños pueden estar muy influenciados por sus amigos. Sus intereses pueden estar determinados por lo que piensan sus compañeros. Por ello, debería enseñar a sus hijos a decir “no” a la presión de los compañeros, y comente la importancia de pensar y actuar como un individuo.
Las charlas relacionadas con el alcohol y los amigos pueden tener lugar en la mesa a la hora de comer como parte de una conversación normal: “He leído algo sobre los niños que consumen alcohol. ¿Alguna vez has oído que los niños de tu escuela beban alcohol o consuman drogas?”.

Chicos de 12 a 17 años

En la adolescencia, los chicos ya deberían conocer las consecuencias del consumir alcohol y su actitud e ideas sobre el consumo de sustancias. Por ello es importante que refuerce lo que ya les ha enseñado y se concentre en mantener una buena vía de comunicación entre ustedes.
Los adolescentes tienen más probabilidades de caer en comportamientos de riesgo, y su necesidad creciente de independencia puede hacer que quieran desafiar los deseos o instrucciones de sus padres. Pero si usted logra que su hijo adolescente se sienta aceptado y respetado como individuo, incrementará las posibilidades de que sea sincero con usted.
Los chicos quieren ser aceptados por sus compañeros, y necesitan un cierto grado de privacidad y confianza. Evite los sermones y las amenazas excesivas; en vez de eso, trate de poner más énfasis en su amor e interés por ellos. Aunque los adolescentes se molestan a veces con las preguntas y la preocupación de los padres, aún reconocen que es algo natural.

Consejos generales

Afortunadamente los padres pueden hacer mucho para evitar que sus hijos consuman alcohol:
  • Sea un buen ejemplo a seguir. Tenga en cuenta de qué manera el consumo de alcohol o de medicamentos puede influir en sus hijos. En las fiestas y otros encuentros sociales ofrezca solamente bebidas no alcohólicas para demostrar a sus hijos que no necesita beber para divertirse.
  • Aprenda usted mismo sobre las consecuencias de beber alcohol para ser un maestro mejor. Lea y guarde toda la información que pueda compartir con sus hijos y otros padres.
  • Intente ser consciente de cómo puede ayudar a desarrollar la autoestima de su hijo. Por ejemplo, es más probable que los niños se sientan bien con ellos mismos si usted destaca sus puntos fuertes y refuerza de manera positiva sus comportamientos saludables.
  • Enseñe a sus hijos a manejar el estrés de maneras sanas, como, por ejemplo, pidiendo ayuda a un adulto de confianza o realizando una actividad que les guste.

Reconocer los signos

A pesar de sus esfuerzos, aún es posible que su hijo consuma o abuse del alcohol. ¿Cómo puede ayudarle? Estos son algunos de los signos de alarma:
  • el olor a alcohol
  • cambios repentinos en el estado de ánimo o la actitud
  • cambios en la asistencia a la escuela o en las notas
  • pérdida de interés en la escuela, los deportes y otras actividades
  • problemas de disciplina en la escuela
  • apartarse de la familia y los amigos
  • secretismo
  • relación con un nuevo grupo de amigos y resistencia a presentárselos
  • desaparición de alcohol en su casa
  • depresión y dificultades de desarrollo
Es importante no sacar conclusiones precipitadamente a partir de sólo uno o dos signos. La adolescencia es un momento de cambios: físicos, sociales, emocionales e intelectuales. Esto puede manifestarse como un comportamiento imprevisible y cambios del estado de ánimo, cuando los niños intentan hacer frente a todos estos cambios.

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