Un problema de alcoholismo dentro de una familia genera diversos factores dentro de ella que conllevan violencia y descuido.
Cada vez que se presenta un caso de alcoholismo dentro de una familia, se trate o no, ésta se ve afectada de diversas formas, tanto cada individuo como globalmente y, sobre todo, su calidad de vida.
Los efectos pueden advertirse a pesar de que los padres intenten ocultarlo a los demás miembros de la familia. Sin embargo, las señales son evidentes.
Descuido de los hijos: el problema puede atraer tanto la atención de parte de los cónyuges, o bien de los afectados, que conlleva a descuidar las necesidades de los hijos que dejan de recibir cariño.
Pleitos y agresiones entre los miembros de la familia: la tensión del problema se traduce en violencia, generalmente desencadenada entre los enfrentados y contra los hijos u otros miembros.
Preocupaciones y dudas respecto a cómo enfrentar el problema: se crea un ambiente de inquietud ante la impotencia de no saber cómo resolver un asunto tan delicado.
Cambios en los sentimientos hacia el alcohólico: el generador del problema se vuelve objeto de los diversos cambios de humor de quienes viven con él. Se puede ir de la compasión al rechazo.
Sentirse solo: el punto anterior genera tristeza en el alcohólico, se siente poco apoyado.
Problemas económicos: no existe ningún problema médico o social que no genere un gasto económico en la familia.
Problemas de salud creados por la tensión: los miembros de la familia y quienes están alrededor pueden ver cómo se desgasta su salud debido a la tensión que se genera por el problema.
Lo más importante, después de identificar el problema y ver cómo éste comienza a afectar a la familia, es buscar ayuda inmediatamente.
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